El arsénico es una de las diez sustancias químicas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera más preocupante para la salud de la población. Por ello, determinó que el nivel de arsénico permitido en el agua potable recomendado, sea de 10 partes por billón (ppb).
Su consumo por encima de estos valores produce una enfermedad denominada Hidroarcenismo Crónico Regional Endémico (HACRE) que se caracteriza por presentar lesiones en la piel. Estas posteriormente evolucionan hasta desencadenar en alteraciones en el funcionamiento hepático, renal y respiratorio. Además se ha demostrado que puede llegar a ser cancerígeno.
El arsénico es una sustancia natural presente en la corteza terrestre. Sin embargo, el arsénico en agua potable puede aparecer cuando esta fluye por determinadas formaciones rocosas y lo arrastra a lo largo de acuíferos subterráneos, ríos y arroyos que pueden ser fuentes de agua potable.
Hace más de 50 millones de años, como consecuencia del movimiento de placas tectónicas que originaron la Cordillera de los Andes, se emitieron a la atmósfera grandes cantidades de cenizas volcánicas con alto contenido de arsénico y flúor. Estos materiales son los que todavía hoy forman parte de las napas subterráneas y el arsénico se constituye en uno de los principales contaminantes naturales del agua subterránea.
Esta fuente de agua es una de las principales para el consumo humano en una amplia zona de nuestro país. Por lo que significa un verdadero problema socio sanitario y económico en las regiones afectadas, que se calcula afecta a más de 8 millones de personas.
En Argentina, todo el centro del país desde el río Paraná hasta la Cordillera de los Andes tiene este problema, según el CONICET (Comisión Nacional de Investigaciones en Ciencia y Tecnología).
Cabe señalar que los niños son más susceptibles a sufrir las consecuencias de los niveles elevados de arsénico en el agua potable; ya que beben mayor cantidad de agua por peso corporal que los adultos. También porque están en pleno desarrollo de importantes partes del cuerpo, como el cerebro.
Si los niveles de arsénico en el agua son superiores a 35 ppb, los bebés y niños pequeños corren un riesgo sanitario inmediato. En tanto para el baño, ducha o para nadar, el agua con alto nivel de arsénico no representa un problema, ya que no penetra fácilmente a través de la piel.
Sin embargo, se debe tener mucho cuidado de no ingerirla y supervisar que los niños pequeños no traguen ni siquiera una mínima cantidad de esta agua al bañarse o cepillarse los dientes.
Las principales formas de contaminación con arsénico se producen por el consumo de agua directo, por el riego de cultivos y los alimentos que son preparados con agua de cultivo.
El arsénico orgánico también puede estar presente en mariscos, pescados, aves de corral, carne de vaca, productos lácteos y cereales. Sin embargo, la forma orgánica es menos tóxica y este tipo de exposición es mucho menos nociva.
Para desinfectar el agua del arsénico y poder beberla sin problemas, se recomienda no hervirla ya que este procedimiento no solo no lo elimina sino que existen serios riesgos de aumentar sus niveles.
No obstante existen procedimientos para poder desinfectar el agua de este compuesto. Se debe tener en cuenta que son tratamientos que necesitan mantenimiento y supervisión minuciosa en el tiempo. Además, estos tienen sus limitaciones y ciertas desventajas.
Por otro lado, no todos los procedimientos son eficaces y no existe ninguno que pueda eliminar todos los contaminantes del agua completamente. Los que actualmente se realizan son entre otros: la alúmina activada, la electrodiálisis, la ósmosis inversa y las resinas de intercambio iónico.
Uno de los más comúnmente empleados es el proceso de ósmosis inversa. Este incluye un tratamiento central en el pozo o ingreso a la vivienda o bien la instalación de un dispositivo de punto de uso o filtro. Cabe señalar que estos dispositivos deben recibir un mantenimiento periódico y cuidadoso para que funcione en forma correcta.
Se debe tener en cuenta que si los niveles de arsénico en la zona son muy elevados, quizás estos dispositivos no resulten suficientes o no funcionen correctamente. Por ello, se recomienda que se examine el agua al menos una vez por año. Si el agua no es tratada, siempre debe examinarse en cortos períodos.
Por otro lado, la electrodiálisis es una técnica de purificación que puede remover compuestos iónicos de soluciones líquidas empleando membranas permeables selectivas. Esta técnica tiene la capacidad de remover iones contaminantes mediante láminas porosas de resinas de intercambio iónico, con una permeabilidad baja relativa para el agua. Al igual que el de ómosis inversa, este método no sirve únicamente para eliminar el arsénico.
Si se determina la presencia de arsénico en un pozo de agua será necesario implementar alguno de estos sistemas o adquirir agua embotellada. En estos casos, la solución que presenta Vitalis Agua resulta ideal, porque con su sistema de dispensers de agua tanto fría como caliente asegura la purificación inmediata del agua.
Vitalis es una empresa con una extensa trayectoria en el mercado, de más de 25 años, por lo cual garantiza un sistema que provee agua ultra pura libre de arsénico y otro tipo de sustancias tóxicas. Para ello, la empresa aplica procedimientos de control de calidad estrictos permanentemente.
Al mismo tiempo, por ser un sistema que se conecta a la red, permite un ahorro significativo de hasta el 30% respecto a otros sistemas como el de bidones. No se paga por el agua consumida.
Otro beneficio del sistema que ofrece Vitalis es su fácil instalación en seco y sin roturas. Además, brinda el servicio personalizado de provisión de dispensers a lo largo de todo el país.
Es importante destacar que cada uno de los productos que comercializa la empresa está avalado y certificado por estándares de ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología) como equipos de agua conectados a red segura.